Japón duplicará el número de regiones sometidas a controles reforzados del coronavirus, al tiempo que intenta adaptar su estrategia para hacer frente al número récord de casos provocados por la variante Ómicron, con el fin de garantizar un tratamiento rápido para quienes lo necesiten.
El recuento de casos en Japón superó los 60,000 por primera vez desde el inicio de la pandemia, según mostró el martes la cadena de televisión Fuji TV. La capital, Tokio, registró 12,813 nuevos casos, mientras que la región de Osaka informó de 8,612, ambos récords.
Un grupo de expertos en salud aprobó la ampliación de las medidas más estrictas en otras 18 regiones, entre ellas las prefecturas occidentales de Kioto y Osaka, en respuesta al aumento de las infecciones y los ingresos hospitalarios provocados por ómicron.
Las restricciones se aplicarán desde el jueves hasta el 20 de febrero, facultando a los gobernadores regionales para pedir a los restaurantes y bares que reduzcan su horario de apertura y dejen de servir alcohol.
Se espera que el primer ministro, Fumio Kishida, exponga el plan en un anuncio que se realizará el martes.
Las medidas, que ya están en vigor en 16 prefecturas, cubrirán más del 70% del país hasta mediados del mes próximo. El grupo también aprobó una ampliación hasta el 20 de febrero de las llamadas medidas de cuasiemergencia en tres regiones donde ya están en vigor.
Las medidas más estrictas llegan en un momento en que el gobierno está cambiando su enfoque para manejar el creciente número de casos.
El Ministerio de Sanidad anunció a última hora del lunes que permitirá a los médicos diagnosticar como infectados a aquellos que hayan tenido un contacto estrecho con un paciente de Covid-19 y que muestren síntomas sin necesidad de realizar una prueba, si así lo consideran los gobiernos locales.