La llegada de migrantes cubanos a Estados Unidos está en el mayor número en cuatro décadas.

En marzo, más de 32 mil cubanos llegaron a la fron­tera, la mayoría de ellos primero volaron a Nicara­gua y luego hicieron el viaje por tierra a Estados Unidos, según el Departamento de Estado.

Zenen Hernández fue uno de los 414 cubanos que cruzaron el río Bravo ha­cia Estados Unidos el 5 de abril, a la altura de la fron­tera de Texas.

Los alimentos y las me­dicinas son escasos”, dijo Hernández, describiendo la situación en Cuba.

Sólo hay pobreza”, agre­gó el hombre de 35 años de edad.

Desde octubre, cuando empezó el actual año fiscal, han llegado a la frontera sur de ese país casi 79 mil cuba­nos, más que en los dos años anteriores juntos, según las cifras de la Oficina de Adua­nas y Protección Fronteriza.

Funcionarios estaduni­denses revelaron que se es­pera que este año lleguen cerca de 150 mil.

Las cifras son las más altas des­de el éxodo de Mariel en 1980, cuan­do 125 mil cubanos emigraron a Estados Unidos des­pués de que la isla abriera sus puertos marítimos a los barcos estadounidenses para evacuar a todo aquel que quisiera salir.

Durante décadas, los cu­banos que intentaban huir de la represión, la insegu­ridad alimentaria y la de­vastación económica se embarcaban en balsas des­vencijadas, y arriesgaban sus vidas para llegar a las costas estadunidenses.

A esto se suma que el gobierno nicaragüense eli­minó en noviembre la exi­gencia de visa para Cuba, lo que abrió una ruta te­rrestre para los emigran­tes reacios a embarcarse en el peligroso viaje por mar desde Cuba hasta las costas estadunidenses.

Desde entonces, los vue­los a Managua desde La Ha­bana se incrementaron.

Tuve que vender mi casa”, dijo Hernández.

El precio fue ele­vado: 16 mil dó­lares por el vuelo a Ni­caragua y el consiguien­te viaje de dos mil 900 kilómetros para llegar a Estados Unidos, a menudo a pie, a través de las selvas, montañas y ríos de Centro­américa y México.

A lo largo del camino, los migrantes son amenazados y extorsionados habitual­mente por la policía y son presa de organizaciones cri­minales que los secuestran y golpean.

No tengo palabras”, dijo. “Te roban: la policía, los contrabandistas. Te roban”.

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