Durante la época de la Revulsión Mexicana hubo muchos cambios políticos, económicos, sociales y culturales, pero en la gastronomía también hubo cambios que marcaron el rumbo y el destino de la cocina mexicana como la conocemos hoy en día. 

Así era la comida en la época de la Revolución Mexicana, dos realidades diferentes dentro de un mismo movimiento. 

¿Cómo era la comida en la época de la Revolución Mexicana?

La comida en México durante la época de la Revolución Mexicana reflejaba tanto las limitaciones de recursos como la influencia de las culturas regionales. En esos años, las familias se ajustaban a lo que la tierra y la economía les permitían.

La dieta básica de la gran parte de la sociedad, giraba en torno a los granos, las legumbres y los ingredientes disponibles localmente. El maíz, los frijoles y el chile seguían siendo esenciales, como desde tiempos prehispánicos. Las tortillas eran la base de cada comida, y se acompañaban con guisos sencillos, como frijoles de la olla, quelites, nopales y alguna carne cuando estaba disponible.

En cuanto a las carnes, estas eran un lujo que pertenecía a los positivistas y, si se conseguían, venían generalmente de animales de crianza local, como el cerdo, la res y el pollo, aunque el consumo de carne era menor que en otras épocas debido a las dificultades económicas.

Los guisos tradicionales, como el mole, se preparan para ocasiones especiales, y a menudo en su versión más sencilla. Además, el clima y los recursos locales influyen en los platillos regionales.

En el norte del país, donde el ganado era más común, la carne seca y las conservas eran populares. En el sur, las hierbas, los tubérculos y las salsas de chile complementaban la dieta.

Los mercados y las fondas se convirtieron en lugares clave para la socialización y la cocina mexicana, incluso con recursos escasos, fue un símbolo de identidad y resistencia. La comida callejera, como los tamales, las enchiladas y los atoles, se vende a soldados y campesinos, proporcionándoles energía para sus jornadas, algas de trabajo, caminata y lucha.

Pero no todo fue un reforzamiento de identidad nacional porque para todas las clases sociales el movimiento revolucionario cambio todo. La clase alta dejó de frecuentar los restaurantes de franceses de lujo, esos lugares fueron saqueados, pero en términos generales, ellos no pasaron hambre, solo se alejaron de ciertos lujos.

Para la clase media y clase baja, la escasez de alimentos y la hambruna fue la realidad porque la mayor parte de los cultivos, que aún quedaban, eran destinados a alimentar a los ejércitos de ambos bandos. Aunque la lucha era para mejorar el país, los ricos solo se privaron de lujos y los pobres se hicieron más pobres.

La Revolución Mexicana se hizo con armas, pero no se hubiera sostenido sin el maíz, el frijol y el chile. Aunque hubo cosas que marcaron a la sociedad para mal, también hubo cambios que hicieron a la gastronomía mexicana la potencia que es hoy en día.

El auge de la cultura francesa en el país trajo a México muchas técnicas e ingredientes que complementaron lo ya existente en México. Ambos ingredientes y técnicas se fusionaron y dieron como resultado la repostería y bizcochería mexicana, actualmente una de las mejores del mundo.

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¿Qué platillos surgieron durante la Revolución Mexicana?

Durante la Revolución Mexicana surgieron varios platillos emblemáticos que reflejan la creatividad y el ingenio de un país en conflicto.

En medio de la escasez y los constantes desplazamientos, las tropas y las soldaderas, mujeres que acompañaban y apoyaban a los soldados, preparaban comidas nutritivas y fáciles de transportar, usando ingredientes disponibles en las regiones que atravesaban.

Algunos de los platillos y alimentos populares que se desarrollaron o cobraron relevancia fueron los burritos. El burrito es uno de los platillos más emblemáticos de la cocina norteña, ese platillo surgió durante dicha época, un hombre llamado Juan Méndez vendía comida en las calles de Ciudad Juárez.

Para mantener la comida caliente y facilitar su transporte, comenzó a envolver los guisos en grandes tortillas de harina, que a su vez resultaban prácticas para los trabajadores y soldados. Méndez usaba un burro como transporte, y los clientes comenzaron a pedir sus “comidas del burrito”, término que eventualmente se acortó a “burritos”.

La idea de las tortas, en especial las rellenas de frijoles, queso o carnes guisadas, surgió por la practicidad de llevar un alimento completo y fácil de consumir en cualquier lugar. La torta de tamal o guajolota, por ejemplo, se popularizó en las calles y continúa siendo un clásico mexicano.

Estos caldos eran nutritivos, sencillos y requerían pocos ingredientes. Además, se podían hacer en grandes cantidades para alimentar a muchas personas. En un contexto de guerra, los caldos se convirtieron en un recurso clave para mantener a los soldados bien alimentados.

Estos platillos, aunque ya existían, tomaron un papel importante como alimentos de celebración y convivencia tras las batallas. En algunos lugares, se preparaban en honor a los caídos y para animar a las tropas después de una victoria.

Así era la comida en la época de la Revolución Mexicana, fue un momento de muchos cambios y la comida no estuvo alejado de ellos. 

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