A Luis Enrique Romero le arrancaron su chinampa sin piedad. El rostro se le enardece, y la tristeza y el coraje le brotan nomás de acordarse como un ejército de 150 desalmados llegaron para matar sus cebollas y betabeles que tenía sembrados. Lo despojaron de su tierra. Le pusieron un papel en las manos y lo obligaron a firmarlo. Era el aviso de que le estaban expropiando su chinampa porque su actividad como campesino supuestamente estaba provocando un impacto ambiental.

No supo ni cómo, pero en cuestión de minutos rodaron por todos lados los almácigos, esos recipientes pequeños donde comienzan a germinar las plantas antes de ser trasplantadas a su ubicación final. Ahí tenía girasoles y el romero que iba a vender durante la Semana Santa.

Los sujetos colocaron una malla ciclónica que delimitó el espacio que de buenas a primeras ya no le pertenece.

A este chinampero de 51 años no le entra en la cabeza cómo es que ese 4 de marzo, apenas hace cuatro meses, le arrebataron la tierra que sus tatarabuelos le heredaron a sus bisabuelos, éstos a sus abuelos, ellos a sus padres y, a su vez, éstos a él y sus hermanos. De nada sirvieron sus explicaciones de que justo atrás de su chinampa el exalcalde de Xochimilco, el morenista José Carlos Acosta, estaba construyendo un puente de concreto y unos baños cuyas descargas irán a parar al canal de este lugar.

Lo que más le duele a Romero es que desde hace unos ocho años en lugar de chinampas lo que hay son canchas de futbol, por lo menos unas 20 que son explotadas salvajemente cada fin de semana, pese a que, desde 1987, Xochimilco fue declarado por la UNESCO como Patrimonio Mundial Cultural y Natural, debido justamente a su sistema agrícola único en el mundo conocido como chinampas, lo cual supone el compromiso de salvaguardar este lugar.

“Es más rentable hacer una cancha de futbol, meter turistas, vender cervezas, refrescos, comida. Para mucha gente no es muy rentable sembrar verduras, y sí todo lo que genere dinero rápido. A las nuevas generaciones ya no les interesa mucho el campo, siempre hemos sido marginados: ‘Ahí va el campesino, el mugroso’. Yo lo único que tengo es el poder de sembrar y seguir conservando esto porque se supone que estar sembrando es Patrimonio Cultural de la Humanidad, no lo es el turismo ni el futbol”, dice Luis Enrique Romero.

Y es que no le falta razón. En menos de una década las canchas han proliferado y los dueños de las ligas que las rentan también. El más famoso en la zona es el señor Juan Ávila Velasco, quien con su familia administra al menos unos 15 espacios para las distintas modalidades de futbol y para el tochito bandera. A la suya se le conoce como la Liga RX. También está la Fut7 Tepochcalli en la que participan en promedio 30 equipos.

En toda la zona de Xochimilco operan por lo menos 25 ligas para personas de todas las edades y categorías. Cada fin de semana alrededor de dos mil 800 personas llegan a bordo de embarcaciones –algunas de ellas motorizadas– a esos campos verdes que antes estaban llenos de ahuejotes, esos árboles de tronco delgado de hasta 15 metros de altura característicos de esta parte de la Ciudad de México. Para construir las canchas de futbol cientos de ellos fueron derribados. Las zanjas, que son los canales que rodean las chinampas para mantener la humedad, fueron tapadas para emparejar el terreno y que no se llene de agua.

“Los propietarios de las canchas fueron los que empezaron a tapar los canales y a tumbar los árboles, la deforestación que tanto afecta. Estamos hablando de que necesitas unas seis o siete chinampas mínimo para una cancha. Por donde quiera que lo veamos es una invasión hacia áreas de producción agrícola. Es una gran contaminación tanto auditiva como visual, mucha basura, gente que viene a tomar y que impacta en la zona lacustre”, denuncia Noé Coquis Saldívar, un agricultor, cuarta generación de campesinos que todavía conserva las técnicas ancestrales de cultivo por lo cual Xochimilco es Patrimonio Cultural.

“Desafortunadamente a la gente ya no le interesa la agricultura porque es muy pesado, mal pagado. Es más fácil ganar dinero trayendo gente. Estás ganando por las ligas de futbol y toda la vendimia que se genera, el alcohol que se está vendiendo. Eso es lo que ha orillado a los propietarios a hacer este tipo de actividades. Las distintas administraciones que han estado al frente (de la alcaldía) lo han facilitado. Ahí vienen los abusos y estas anomalías. Imagínate cuántos árboles tuvieron que tumbar, cuántos canales tuvieron que tapar para poner las canchas”, agrega.

Una nueva forma de obtener dinero.

Un padrino muy importante

De acuerdo con el cálculo de quienes ofrecen este tipo de servicios, cada una de las dos mil 800 personas que se dan cita los fines de semana en los campos de futbol que antes fueron chinampas gastan un promedio de entre 200 y 400 pesos. Esto significa que la derrama económica por dos días de partidos asciende a mínimo 560 mil pesos, pero podría rebasar el millón de pesos. La cifra mensual podría oscilar entre 2.2 millones de pesos y los casi 4.5 millones.

Xochimilco es un espacio donde existen 183 kilómetros de canales navegables, es un pulmón enorme de la Ciudad de México que permite regular la temperatura que especialmente durante los meses de mayo y junio de este año ha tenido registros históricos por arriba de los 30 grados centígrados.

El auge de las canchas se disparó cuando Avelino Méndez era el delegado de Xochimilco (2015-2018) y creció exponencialmente cuando José Carlos Acosta se convirtió en el primer alcalde. En este lugar todos se conocen, saben quiénes son los dueños de las chinampas o de las tierras.

Está prohibido tirar los árboles, también cerrar los canales, pero esto ha ocurrido delante de quienes gobiernan esta demarcación.

Fragmento del reportaje publicado en la edición 0013 de la revista Proceso, correspondiente a julio de 2024, cuyo ejemplar digital puede adquirirse en este enlace.

Son un grupo de alumnos recién graduados de la Maestría de Periodismo y Comunicación Deportiva de la Universidad Amerike Campus CDMX. Este trabajo se realizó para la materia de Seminario de Investigación y Emprendimiento en el Deporte que imparte la maestra Beatriz Pereyra.

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