El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, firmó este martes 4 de junio una orden ejecutiva que busca reducir el número de entradas por la frontera sur, en México, lo que permitirá a las autoridades realizar deportaciones inmediatas de aquellos que no cumplan unos estrictos estándares de asilo, cuando se supere la cifra de 2 mil 500 detenciones diarias en el cruce fronterizo durante un promedio de siete días.
“Esta acción nos ayudará a obtener el control de nuestra frontera y restablecer el orden en el proceso”, dijo Biden.
“Esta prohibición permanecerá vigente hasta que el número de personas que intentan ingresar ilegalmente se reduzca a un nivel que nuestro sistema pueda gestionar de manera efectiva”.
El presidente firmó su medida más agresiva después de ver frustrados los intentos de alcanzar un acuerdo bipartidista en el Congreso.
“Estoy superando la obstrucción republicana”, dijo, en ese sentido, ante la prensa, y añadió: “las autoridades ejecutivas me permiten hacer lo que pueda por mi cuenta para abordar la frontera”.
La medida entrará en vigor “inmediatamente”, según funcionarios estadunidenses.
Los arrestos en la frontera estadounidense promediaron 4.300 por día en abril, según las estadísticas gubernamentales más recientes disponibles.
¿Qué dice la ley?
La única manera de que se levanten las restricciones es que el número de detenciones baje a un promedio de mil 500 diarios durante 14 días.
Quienes lleguen a la frontera una vez que se supere ese umbral estarán sujetos a “un estándar significativamente más alto” para obtener asilo.
Es decir, los migrantes deberán demostrar que existe una “posibilidad razonable” de que están en riesgo de sufrir torturas o ser perseguidos si son devueltos a su país de origen. En caso de no poder convencer a las autoridades, serán deportados en cuestión de horas o días.
Aquellos que sean mexicanos o nacionales de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela, serán devueltos directamente a México en virtud de acuerdos previos de EU con las autoridades mexicanas.
Por otro lado, aquellos que lleguen a la frontera desde otras partes, tanto dentro como fuera del continente americano, como Colombia o Ecuador, serán expulsados en vuelos de deportación.
¿Medida electoral?
Mientras Donald Trump, candidato republicano a la Presidencia de Estados Unidos, expande un discurso agresivo contra los que buscan asilo, la Administración de Biden –con la vicepresidenta Kamala Harris abanderando las políticas migratorias– ha sostenido una línea más moderada. Y ello, a la vista de la nueva medida, no garantiza los votos que el bando demócrata necesita para sostener a Biden en el despacho oval.
De hecho, la inmigración es una de las principales prioridades de los votantes, según una encuesta publicada en febrero por el Pew Research Center.
Biden lleva tiempo intentando llevar a cabo una votación en el Congreso que cambie la ley migratoria. Pero la mayoría republicana no se lo ha permitido. Y esta obstrucción, según el analista de CNN Stephen Collinson, es una estrategia de Trump para mantener vivo el debate migratorio.
Según analiza, a Trump le sale rentable, puesto que “goza de más confianza entre los votantes a pesar de su retórica deshumanizadora y a menudo racista”.
Y si la medida resulta disuasoria, no será mucho, según analistas.
“Las condiciones de las que huyen las personas procedentes de Centroamérica y Suramérica —la miseria económica, la guerra entre bandas y los efectos del cambio climático— son tan terribles que el factor disuasorio resulta a menudo ineficaz”, explica Collison.
Trump no ha tardado en reaccionar a la medida, tildada por su campaña de “amnistía”, sin referirse a quién están amnistiando y asegurando que “inmigrantes ilegales de Biden están asolando” Estados Unidos y han provocado “una ola de criminalidad en todos los estados”, algo desmentido por numerosos estudios.
“Nunca demonizaré a los inmigrantes”, dijo, por su parte, Biden, presidente de un país forjado por migrantes.
“Nunca he separado a los niños de sus familias en la frontera”, agregó, al recordar puntos que Donald Trump ha dicho que retomaría o llevaría a cabo si resulta elegido en noviembre.
Pero el presidente resaltó que para “proteger a Estados Unidos como una tierra que da la bienvenida a los inmigrantes, primero hay que asegurar la frontera y asegurarla ahora”.
El presidente de México se pronuncia
Aunque el presidente saliente de México, Andrés Manuel López Obrador, no adelantó su opinión sobre la orden ejecutiva que se anunció en Estados Unidos, reiteró que su posición ante EU es “que se atiendan las causas de la migración, que ya no se esté pensando ni en muros, ni en militarizar la frontera, ni en cerrar la frontera”.
Además, añadió que tiene pendiente una llamada telefónica con su homólogo estadounidense: “hemos venido avanzando bien, hay posturas de los dos gobiernos. Primero, que mantengamos una relación de respeto a nuestras soberanías, que busquemos una política de buena vecindad”, dijo.
Sin entrar en detalles, reconoció que existen “diferencias políticas” sobre migración, ante la posible deportación de más migrantes al territorio.
Claudia Sheinbaum, presidenta electa de México, será quien deba lidiar con las políticas migratorias del país vecino, donde aún no queda nada claro quién ocupará la Presidencia.