El Sol desató este martes la mayor llamarada en casi dos décadas y la más grande de su ciclo solar de 11 años en curso, después de generar una poderosa tormenta geomagnética que produjo auroras en los hemisferios norte y sur de la Tierra durante el fin de semana.
“¡Aún no ha terminado!“, escribió el Centro de Predicción del Clima Espacial (SWPC, por sus siglas en inglés) de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de EE.UU. (NOAA), para referirse a la última explosión.
Según el organismo, la erupción fue identificada como clase X, la más potente dentro de la clasificación. La NASA describe este tipo de fenómenos como “explosiones gigantes en el Sol que envían energía, luz y partículas de alta velocidad al espacio” debido a reconfiguraciones abruptas en los campos magnéticos del astro.
Se trata del destello más grande desde 2005, así como del mayor en el actual Ciclo Solar 25 que comenzó en 2019 y se acerca a su punto máximo. “Alcanza un ‘crescendo’ en el máximo solar y luego decae gradualmente, con una actividad cada vez menos frecuente”, afirmó Rob Steenburgh, científico espacial del SWPC, citado por Axios.
La llamarada provino de una mancha solar denominada 3664, la misma que, combinada con la región 3663, forma un cúmulo “mucho más grande que la Tierra”, indicó la NOAA la semana anterior. Hasta el pasado jueves, 3664 seguía “creciendo y aumentando en complejidad magnética y ha evolucionado hasta convertirse en una mayor amenaza de mayor riesgo de llamaradas solares“, detalló el organismo.