El exguerrillero chileno Raúl Julio Escobar Poblete, presuntamente implicado en el secuestro del político mexicano Diego Fernández de Cevallos, volvió al país al ser extraditado por la justicia de Chile.
A través de un comunicado de prensa, la Fiscalía General de la República detalló que Escobar, también conocido como el “comandante Emilio”, volvió a territorio nacional tras ser juzgado en su tierra natal por el asesinato de un senador chileno, ocurrido en 1991.
Escobar ya había sido sentenciado en México a 60 años de prisión por el secuestro de Nancy Kendall, ocurrido en Guanajuato en 2017, pero fue enviado a Chile en 2021 para ser juzgado por el delito de atentado terrorista.
“Durante el mes corriente, las autoridades chilenas sentenciaron a 18 años de prisión a Raúl ‘E’, por el delito referido, por lo que autorizó su devolución a las autoridades mexicanas con la finalidad de que continúe compurgando una sentencia de 60 años de prisión por el delito de secuestro”, señaló la dependencia.
Lo acusan de varios secuestros
Presunto integrante de la organización guerrillera Frente Patriótico Manuel Rodríguez, que perpetró diversos atentados durante los últimos años de la dictadura de Augusto Pinochet contra funcionarios del régimen, el “comandante Emilio” ha sido acusado de ser la mente maestra detrás de distintos secuestros de alto impacto.
Entre los crímenes en los que se le ha relacionado se encuentran los secuestros del político Diego Fernández de Cevallos, ocurrido en 2010; del empresario Eduardo García Valseca, en 2007 y de la exnuera de Vicente Fox, Mónica Jurado, en 2015.
A pesar de ello, el ciudadano chileno solo ha sido sentenciado por el secuestro de Kendall, por lo cual se encontraba preso en el penal de Ocampo, Guanajuato, donde pasó dos años antes de ser extraditado.
Escobar Poblete fue capturado luego de que un taxista de San Miguel de Allende denunció ante la Policía que una camioneta lo venía siguiendo. Al realizar una inspección, las autoridades locales encontraron que el secuestrador portaba varias cartas escritas en francés e inglés y el dedo cercenado de una de sus víctimas.