En la Ciudad de México viven más de nueve millones de personas y es una ciudad en riesgo constante de sismos, microsismos, inundaciones o deslaves de cerros. En ese sentido, la doctora Naxhelli Ruiz, investigadora del Departamento de Geografía Social del Instituto de Geografía de la UNAM, afirma que la urbe requiere de un Marco de Recuperación, que incluya herramientas para medir los daños y protocolos de actuación, que quede plasmado en la ley.
De acuerdo al Centro Nacional de Prevención de Desastres, la Ciudad de México se ve afectada por cuatro tipos de fuentes sísmicas: sismos de subducción, como el originado en Michoacán en 1985; sismos intraplaca, como el de Puebla y Morelos, en 2017; los corticales, como el originado en Acambay, Estado de México, en 1912, y por aquellos que suceden dentro de la Cuenca del Valle de México, debido a fallas locales.
De 2000 a septiembre de 2024, el Sistema Sismológico Nacional ha registrado 345 microsismos en la urbe.
La doctora Ruiz, es autora de Principios y Componentes para Planear la Recuperación Ante Desastres, una Aplicación para la Ciudad de México, que se presentó el 20 de septiembre pasado en una edición que preparó la Secretaría de Desarrollo Institucional de la UNAM y la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil (SGIRP) de la Ciudad de México.
Ruiz plantea en el documento que los desastres “cambian de manera significativa el desarrollo de las sociedades, las cuales experimentan múltiples impactos negativos en diferentes dimensiones de bienestar. Entender la experiencia de pérdida de las personas y cómo se distribuyen estas pérdidas es crucial para diseñar intervenciones que permitan que las personas y sus comunidades puedan recuperarse con dignidad”.
Plantea que enfrentar las consecuencias de un desastre “para lograr revertir el impacto económico y el trauma de una sociedad puede ser uno de los más grandes retos de política pública al que se tenga que enfrentar un Estado”.
Además, expone que uno de los pendientes de la ciudad es crear un Marco de Recuperación, tanto para los grandes desastres como los sismos de gran magnitud, como para los riesgos lentos, como microsismos y deslaves.
La presidenta de la Comisión de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil del Congreso local, la panista Lizzette Salgado, coincidió en la necesidad de diseñar un Marco de Recuperación.
“Por ejemplo, en Álvaro Obregón estamos viendo constantemente colapsos de casas y vialidades, por las minas que hay, afectaciones por la crecida de ríos en épocas de lluvias. Ahorita, por ejemplo, la situación que se presenta en el río Jalalpa y eso no está considerado en las acciones de atención actuales”, dijo la diputada.
La doctora Ruiz detalló que un elemento fundamental del Marco de Recuperación es contar con herramientas estadísticas para calcular la dimensión de los daños de un desastre.
“Hay tres métricas principales para medir los desastres: Los daños, que son los costos de reposición de la infraestructura material y vivienda afectada.
“Las pérdidas, que son todos los costos indirectos a mediano y largo plazo en el que incurren las personas y regiones afectadas, como son los ingresos que se dejan de percibir en los años o meses siguientes.
“Y el tercer elemento son los impactos, es decir, todos los aspectos del desarrollo humano que empeoran después de los desastres, por ejemplo, los niños que dejan de ir a la escuela, las enfermedades que se agravan, la gente que se tiene que desplazar y dejar sus comunidades, las parejas que se divorcian o familias que se separan como resultado del estrés generado por el desastre”.
Y detalló que aunque la Ciudad de México “sí tiene algunas estimaciones parciales de daños hechas por la SGIRP no ha tenido cálculos de pérdidas ni de impactos en el desarrollo humano”.
La diputada Salgado coincidió con la importancia de medir los impactos de los desastres en el desarrollo humano, pues eso no se hizo después del sismo del 2017, y después de eso “vimos afectaciones psicológicas y a la salud” que no fueron cuantificadas.
La doctora Ruiz explicó que otro elemento fundamental del Marco de Recuperación debe ser un protocolo que establezca las tareas que cumplirá cada institución después de un desastre.
“En el documento que presentamos hay dos alternativas que se han usado a nivel internacional: Una institución única para atender los desastres y sus consecuencias o una agencia articuladora que ayude a la recuperación, pero que en lugar de asumir responsabilidades, coordine a todos los otros ámbitos de gobierno.