El papa Francisco afirmó hoy que “en el origen de las guerras hay a menudo abrazos fallidos o rechazados, a los que siguen prejuicios, incomprensiones y sospechas, hasta el punto de ver en el otro a un enemigo”.
Francisco hizo estas afirmaciones durante su discurso en el acto organizado por el movimiento Acción Católica que congregó a cerca 60 mil personas en la plaza de San Pedro bajo el tema “Con los brazos abiertos”.
“El impulso que hoy expresáis de manera tan festiva no siempre es acogido en nuestro mundo: a veces se encuentra con cerrazones y resistencias, de modo que los brazos se vuelven rígidos y las manos se aprietan amenazadoramente, convirtiéndose ya no en vehículos de fraternidad, sino de rechazo y oposición”, dijo el papa en su mensaje.
Y agregó que “cuando el abrazo se convierte en puño, es muy peligroso” y “todo esto está lamentablemente ante nuestros ojos en estos días, en demasiadas partes del mundo”
“Un abrazo puede cambiar vidas, mostrar nuevos caminos de esperanza”, remarcó el papa Francisco.
En un acto durante la mañana con peregrinos de Hungría, el pontífice explicó que “el gran don” de la paz “comienza en el corazón de cada uno de nosotros; comienza frente a la puerta de mi casa cuando, antes de salir, decido si quiero vivir ese día como hombre o mujer de paz, es decir, vivir en paz con los demás.”
“La paz llega cuando decido perdonar, aunque sea difícil, y esto llena mi corazón de alegría”, agregó.
También Francisco quiso agradecer a los húngaros el haber tenido “el corazón abierto hacia los refugiados ucranianos que abandonaron su país a causa de la guerra”.