El gobernador de Texas, Greg Abbott, declaró oficialmente una invasión en la frontera sur del estado ante la llegada masiva de migrantes el miércoles por la noche, razón por la que ordenó desplegar a elementos de la Guardia Nacional de Texas, el Departamento de Seguridad Pública estatal y agencias policiales locales.
“Declaré oficialmente una invasión en nuestra frontera debido a las políticas de Biden. Desplegamos a la Guardia Nacional de Texas, el DPS y las fuerzas del orden locales”, publicó Greg Abbott en su cuenta de X, antes conocido como Twitter.
“Estamos construyendo un muro fronterizo, alambre de púas y barreras marinas. También estamos repeliendo a los inmigrantes”, indica el mensaje y lo acompañó de una carta que envió al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en noviembre del año pasado.
En el documento, el gobernador texano acusa al gobierno federal de no cumplir con su deber constitucional ante los estados de la Unión de “proteger a cada uno de ellos contra la invasión”.
“El fracaso del gobierno federal me ha obligado a invocar el Artículo I, Párrafo 10, Cláusula 3 de la Constitución de Estados Unidos, permitiendo así al Estado de Texas proteger su propio territorio contra la invasión de los cárteles de la droga mexicanos”, dice Abbott en la carta.
Abbott también afirmó que usará su autoridad para intensificar las acciones en la frontera con México para evitar el cruce ilegal de migrantes. La declaración del gobernador texano ocurre luego de que el miércoles el alcalde de Eagle Pass, ciudad fronteriza con Piedras Negras, Coahuila, emitiera una declaratoria de desastre.
La crisis ocurre cuando el número de migrantes que intentan cruzar la frontera sur de Estados Unidos va en aumento. Eso representa un gran desafío para el gobierno, que ha pasado problemas para demostrar que tiene el control de la frontera ante las críticas de los republicanos.
La ciudad de Eagle Pass, que colinda con Coahuila a lo largo del río Bravo —también conocido como Grande— en el sur de Texas, anunció el miércoles un estado de emergencia debido a un “incremento severo de migrantes indocumentados”.
De acuerdo con el jefe de policía del condado de Maverick, Tom Schmerber, unos 2 mil 700 migrantes cruzaron hacia Eagle Pass el martes y otros 3 mil el miércoles.
Ante estos hechos, la Casa Blanca informó que utilizará a elementos del Departamento de Defensa para brindar apoyo al personal del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) en la frontera.
El DHS ya dispone de alrededor de 2 mil 500 elementos de la Guardia Nacional para ayudar a la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP en inglés).
En un comunicado emitido el miércoles, el DHS señaló que se desplegaría a la frontera a cerca de 800 elementos en activo adicionales, quienes entre otras cosas cumplirán funciones de logística para que los agentes de la CBP puedan cumplir con mayores responsabilidades de primera línea.
El DHS también recurrió a elementos en activo en mayo pasado para respaldar sus operaciones, cuando se registró un incremento de encuentros en la frontera de cara al final de la medida de Título 42. En aquel momento, los funcionarios del DHS enfatizaron que los elementos en activo no serían utilizados en aspectos como el trabajo directo con migrantes, sino exclusivamente para desahogar al personal de la CBP.
El DHS señaló que también tomará otras medidas, como intensificar un proceso que comenzó en mayo pasado para expulsar de forma expedita a las familias que no contaban con los argumentos para permanecer en el país.
La agencia indicó que también ha aumentado la capacidad en sus centros de detención a lo largo de la frontera sur.
Además, anunció que ha incrementado el número de personas expulsadas del país. Desde el 12 de mayo ha expulsado a 253 mil personas de poco más de 150 países, señaló el departamento, en comparación con las 180 mil repatriaciones durante el mismo periodo de 2019, antes de que la pandemia alterara drásticamente la capacidad del gobierno para expulsar a los migrantes.