La Comisión de Justicia y Paz de la Arquidiócesis de Managua expresó este miércoles su preocupación por la falta de “auténtica paz social” en Nicaragua, país que vive una crisis sociopolítica y de derechos humanos desde abril de 2018.
Nos preocupa la situación del país que amamos como hijos de Dios, como nicaragüenses y como cristianos”, señaló la Comisión de Justicia y Paz de la Arquidiócesis de Managua en una declaración pública.
“Nos unimos en oración para que Dios transforme los corazones duros en corazones sensibles, con amor al prójimo, libres de sentimientos que impiden la normalidad que conduzca a una auténtica paz social”, agregó.
En abril de 2018 miles de nicaragüenses salieron a las calles a protestar por unas controvertidas reformas a la seguridad social, que luego se convirtieron en una exigencia de renuncia del presidente Daniel Ortega debido a que respondió con la fuerza.
Las protestas, calificadas por el Ejecutivo como un intento de golpe de Estado, dejaron al menos 355 muertos, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), aunque organismos locales elevan la cifra a 684 y el Gobierno reconoce 200.
En su mensaje, la diócesis de Managua también pidió “que prevalezca en todos el amor, el perdón y la misericordia en la búsqueda del bien común, practicando los principios cristianos”.
Fieles al mandato del Señor, y fiel a su vocación, la Iglesia seguirá anunciando el Evangelio, denunciando las estructuras sociales de pecado, acompañando al pueblo, especialmente a los pobres y los débiles”, sostuvo.
Esa declaración se da un día después de que el sacerdote nicaragüense Harving Padilla denunciara que es víctima de acoso por parte de la Policía Nacional y de seguidores del Gobierno de Ortega, que hasta ahora han guardado silencio sobre esos señalamientos.
Padilla, párroco de la iglesia San Juan Bautista en el municipio de Masaya (sureste), afirmó que simpatizantes sandinistas, a bordo de motocicletas, y que merodean el templo desde el sábado pasado, le han gritado, en presencia de los policías, que es un “golpista” y “asesino”.
El presidente Ortega ha tildado de “terroristas” a los obispos nicaragüenses que actuaron como mediadores de un diálogo nacional con el que se buscaba una salida pacífica a la crisis que vive el país desde 2018.
El líder sandinista los ha calificado de “golpistas”, acusado de ser cómplices de fuerzas internas y de grupos internacionales que, a su juicio, actúan en Nicaragua para derrocarlo.
Las relaciones entre los sandinistas y la Iglesia católica de Nicaragua ha estado marcada por roces y desconfianzas en los últimos 43 años.
Nicaragua vive una crisis política y social desde abril de 2018, que se ha acentuado tras las controvertidas elecciones generales del pasado 7 de noviembre, en las que Ortega fue reelegido para un quinto mandato, cuarto consecutivo y segundo junto con su esposa, Rosario Murillo, como vicepresidenta, con sus principales contendientes en prisión.