Aún no se extrae ni un gramo de litio en México, pero ya corren a máxima velocidad las industrias ligadas al oro blanco. Uno de estos jugadores es el sector automotriz, que ya tiene una empresa que ensamblará vehículos valuados en 6,000 dólares, dentro de una de las colonias alegres de Iztapalapa, alcaldía conocida por sus constantes conflictos y por ser escenario de la comisión de delitos en la capital del país.

“Empezamos a trabajar la alianza [empresarial] en 2020; creamos y capitalizamos la empresa en 2021, por lo que esperamos producir los primeros vehículos eléctricos desde Iztapalapa para [México y] el mundo”, revela Roberto Gottfried, CEO y cofundador de Megaflux Electric Drivetrains.

Este empresario, en plena pandemia de Covid-19, se asoció con los fundadores de Quantum, fabricantes de automóviles en Bolivia, para competirle a los gigantes estadounidenses Tesla y Lucid Motors, así como al res – to de las armadoras, como Volkswagen, Toyota, General Motors y Ford. Todas ellos con presencia en México.

Los primeros vehículos eléctricos, creados para mover carga al interior de las minas en Bolivia, circularán por las calles de diferentes ciudades y comunidades de la República Mexica – na a partir de julio de 2022.

La otra revolución del litio2

El plan de los empresarios mexica – nos y bolivianos es ofrecer un portafolios de vehículos eléctricos para cubrir las necesidades del mercado mexicano, que demanda triciclos para que operen como mototaxis o vehículos de carga, así como pequeños vehículos personales y camiones de 40 toneladas. Esa gama de vehículos revolucionará a los pueblos de México.

“Las calles en América Latina son más parecidas a las de Bombay, India, que a las de California, Estados Unidos”, suelta José Carlos Márquez Díaz, CEO de Quantum Motors.

“Necesitamos un auto con esas características, además de que el salario común en América Latina es de 300 dólares mensuales”, sostiene el empresario boliviano, en entrevista exclusiva con Forbes México.

Los vehículos eléctricos personales fabricados por Quantum tienen un precio de 6,000 dólares y recorren 50 kilómetros por un consumo de electricidad que costaría alrededor de 10 pesos (o casi 50 centavos de dólar).

“La pirámide social de América Latina es más ancha que la de Estados Unidos, en donde la clase media puede comprar un Tesla a crédito”, explica el directivo de la empresa boliviana, quien fue ayudado por una armadora china.

“La electromovilidad tiene que adecuarse a lo que la gente puede pagar. En Latinoamérica, va a haber motos y autos eléctricos de un tamaño que la gente puede pagar”, señala el empresario boliviano, quien está ilusionado por entrar a la meca automotriz, como ya lo es México desde la entrada del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), hoy T-MEC.

LA OTRA ALIANZA POR EL LITIO

De momento, los vehículos eléctricos de Quantum Motors ya son exportados a Paraguay, Perú y El Salvador, además, se ensamblarán unas 300 unidades eléctricas para uso personal durante 2022 y 1,300 autos para el próximo año en una fábrica ubicada en Iztapalapa.

Al tiempo que transcurre la instalación de la línea de producción de la armadora boliviana-mexicana, la Cámara de Diputados discute una reforma para nacionalizar el litio, un material clave en la revolución automotriz de México y el mundo.

La Secretaría de Economía (SE) dice que hasta los primeros días de noviembre de 2021 no había concesiones avaladas para la exploración o explotación de litio, un metal que, para las comunidades de Sonora, ya es un mito, porque nadie lo conoce y todo mundo habla sobre sus bondades. Para el presidente Andrés Manuel López Obrador, es un material estratégico para darle un golpe de timón a la economía mexicana.

“Un instituto autónomo, la Comisión Federal de Competencia Económica, permitió que una empresa china comprara la concesión [de litio] de la empresa minera de Bacanora, en Sonora, cuando estamos planteando que el litio es de México”, declara el mandatario.

El litio no va a ser ni para China ni para Rusia ni para Estados Unidos, sino que es de México, lanza el fundador de Morena. Y adelanta que todo estará bajo el control de una empresa estatal para explotar el mineral, vital para las baterías de autos eléctricos y nuevas tecnologías.

“Ya se decidió que el litio va a ser explotado en beneficio de los mexicanos, para los mexicanos. Vamos a crear una empresa de México, de la nación, para el litio”, comenta López Obrador, quien conoce de cerca aquellas rancherías de Sonora, donde el boom del oro blanco las ha puesto en el mapa mundial.

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En la tierra prometida de la sierra de Sonora, “el litio ha sido, hasta ahora, como un mito, porque todo mundo habla del material, pero nadie lo conoce en la sierra de Sonora”, dice Luis Carlos Galindo Duarte, presidente municipal de Sahuaripa, en aquel estado del norte del país.

Desde hace algunos años, se ha experimentado un boom con una mina de litio que llegó a Bacadehuachi y Sahuaripa, (otro municipio de la Sierra Madre Occidental), pero todavía no lo explotan, y no se sabe más. Ahí conviven ya tajos mineros de Bacanora Minerals, Mine Crons y Tesla Lithium, un proyecto que ha sido impulsado por Proyecto Aros.

“Todos queremos que el beneficio sea para México y, si eso de nacionalizarlo fuera un bien para el país, pues lo vamos a ver bien. Sin embargo, las reglas del juego no las logramos entender bien del todo”, dice Jorge Luis Portillo Arvizu, presidente municipal de Nácori Chico, Sonora. Esas reglas se siguen discutiendo, pero México ha firmado un acuerdo estratégico para que lo ayuden a detonar la industria del litio y otros sectores.

“Es buena noticia, para nosotros, que autos bolivianos se produzcan en México”, dice José Crespo Fernández, embajador de Bolivia en México.

La empresa mexicana y la boliviana acordaron la alianza: “Y nosotros, como embajada y como gobierno, acompañamos el acuerdo, porque nos interesa la buena relación”, dice el diplomático.

En Bolivia el principal uso del litio es la fabricación de baterías para los automóviles eléctricos, pero ya se explora la producción de fertilizantes potásicos para la agricultura y sales para la industria médica.

En julio de 2021, México y Bolivia firmaron una carta de intenciones para que haya un relacionamiento de la Agencia de Cooperación Internacional de México (Amexcid) con la empresa pública de Yacimientos de Litio Boliviano (YLB).

“El canciller Marcelo Ebrard va a Bolivia en marzo y parte de su agenda [consiste en] conocer las plantas de producción, porque así está firmada la carta de intenciones”, comenta José Crespo Fernández. “Hay una experiencia boliviana sobre la mesa [en la producción del litio] para que los hermanos mexicanos la aprovechen, si lo desean. Y también puede haber inversión mexicana, porque necesitamos tecnología y capital financiero para llevar adelante la tecnología [ligada al oro blanco]”, dice el embajador de Bolivia en México.

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