El presidente Andrés Manuel López Obrador anunció ayer una tarea más para el Ejército mexicano en materia de infraestructura en el país: un libramiento ferroviario para que el tren de carga no pase por el centro de la ciudad de Nogales, en Sonora.
De igual forma, los efectivos militares tendrán a su cargo, en caso de estar de acuerdo las autoridades estadounidenses, la reubicación de la aduana que impacta en ambos lados de la frontera.
Aunque el mandatario federal reconoció que aún no existe el proyecto ejecutivo, se estima que la Federación desembolse alrededor de 5 mil millones de pesos para dichos proyectos y que sea la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) la que sume a la lista de proyectos de infraestructura dichos planes en Sonora.
En el norte del país, concretamente en Baja California, la Sedena también tendrá a su cargo la construcción de un segundo piso que correrá paralelo a la franja fronteriza y la edificación de una aduana en Otay, ambos proyectos en Tijuana, con una inversión de alrededor de 10 mil millones de pesos.
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha designado a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) la edificación de obras de infraestructura en dos ejes prioritarios de su gobierno: bienestar y desarrollo.
En febrero de 2020, cuando los militares tenían a su cargo la rehabilitación de infraestructura de hospitales del IMSS-Bienestar para hacer frente a la emergencia sanitaria por Covid-19, militares destacaron la renovada confianza que el jefe del Ejecutivo federal mostraba hacia la Defensa Nacional.
La sopresa era mayúscula pues durante toda su campaña por la Presidencia, desde 2006, el tabasqueño había señalado al Ejército por abusos a los derechos humanos y por estar desplegado en las calles para tareas de seguridad pública.
“Una vez que llegó a la Presidencia, él se dio cuenta de la disciplina que muestra el Ejército y su capacidad para la construcción aún en circunstancias donde el tiempo no es el mejor aliado”, comentaron fuentes de la Sedena.
Desde entonces, las encomiendas para el Ejército mexicano no han parado, cada mes surgen nuevas tareas en materia de infraestructura que mantienen a las Fuerzas Armadas ocupadas y diversificando su influencia en la administración pública.
Dentro del entramado de obras insignia que el Ejército tiene, destacan tres proyectos de suma importancia para parte de la consolidación del proyecto político del presidente de la República.
Uno de ellos es el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), una respuesta del Ejecutivo federal a lo que consideró como desfalco y corrupción que imperó en el proyecto aeroportuario fallido de Texcoco y que no pudo concretar el expresidente Enrique Peña Nieto.
Ubicado en la Base Aérea No. 1 de Santa Lucía, en Zumpango, Estado de México, esta obra fue encargada en su totalidad a las Fuerzas Armadas e inició su construcción en octubre de 2019, luego de sortear diversos obstáculos jurídicos promovidos por diversas organizaciones sociales para evitar su construcción.
La edificación de este complejo aeroportuario, ideado para desahogar el congestionado Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), cuenta con un presupuesto estimado de 75 mil millones de pesos y se inaugurará el próximo 21 de marzo. Su edificación se dio en menos de dos años y medio.
Pero la influencia del Ejército no quedará en la construcción sino que irá más allá, a tal grado que serán militares quienes encabezarán su administración a través de la empresa Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles S.A. de C.V., donde la Sedena y Banjército tienen la totalidad de las acciones de esta firma.
El presidente López Obrador ha señalado que dar el control de dichos complejos a los militares es para garantizar que no serán privatizados por otros gobiernos y, en reconocimiento, las ganancias que se obtengan de su administración serán destinadas a pagar las pensiones del personal castrense.
No obstante, en el terreno del sector aeroportuario, la influencia de la Sedena no estará reducida al control del AIFA. Se tiene previsto que una vez que concluyan los trabajos en esta terminal aérea, los efectivos militares se trasladen a la reconstrucción y administración de dos aeropuertos más: el de Tulum, en Quintana Roo, y el de Palenque, en Chiapas.
Ambos aeropuertos forman parte de la red de conexiones que servirán al Tren Maya, una obra ferroviaria de alrededor de 1,500 kilómetros de extensión y que recorrerá cinco estados del sureste del país: Tabasco, Campeche, Yucatán, Quintana Roo y Chiapas; el segundo proyecto de infraestructura de mayor calado del sexenio.
José Medina Mora Icaza, presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana, alertó sobre la militarización de las obras de infraestructura y dijo que estas deberían estar manos de empresas civiles.
“Concebimos inadecuado que por decisión del Ejecutivo se les sature (a la Fuerzas Armadas) de tareas que les han impuesto y provocan que se le distraiga de su misión fundamental de defender nuestra soberanía y garantizar la seguridad interior”, comentó el presidente de Coparmex.
Los tramos más extensos del Tren Maya, concretamente el 5, de 121 kilómetros, también estará a cargo del Ejército mexicano de la mano del general Ricardo Vallejo, quien entregará el AIFA en menos de 30 días.
De acuerdo con la Auditoria Superior de la Federación (ASF), el Tren Maya ha encarecido su costó en un 27% pues en los dos años que lleva su construcción lleva consumidos alrededor de 180 mil millones de pesos de los 141 mil millones de pesos proyectados y tal parece que una de las constantes no es el avance en su construcción, sino los cambios que se han generado al proyecto en los trazos de su recorrido.
El presidente López Obrador confía que con la intervención del Ejército, este proyecto ferroviario sea inaugurado a finales de 2023.
Para este año, el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) tendrá la operación de 62,942 millones de pesos para este proyecto.
Este obra también estará administrada por la Sedena a través de la holding Grupo Aeroportuario, Ferroviario de Servicios Auxiliares y Conexos Olmeca, Maya, Mexica, que también controlará los aeródromos de Tulum, Palenque y Chetumal.
La Marina Armada de México también participará brindando seguridad a estos complejos para evitar el trasciego de drogas, armas y mercancias. En recientes semanas, se han desplegado diversos efectivos navales para la seguridad de aduanas y puertos como el AICM, donde ayer incursionaron 1,500 efectivos.
“Las acusaciones de que estamos militarizando el país carecen de toda lógica y de la más elemental buena fe.
No se ha ordenado a las Fuerzas Armadas que hagan la guerra a nadie, no se les ha pedido que vigilen u opriman a la sociedad, que violen las leyes, que coarten las libertades; ni mucho menos que se involucren en acciones represivas o violatorias de los derechos humanos”, señaló López Obrador el pasado 19 de febrero durante el Día del Ejército.
“Por el contrario, en esta nueva etapa, la generosa y decisiva participación de nuestros soldados y marinos en acciones de desarrollo, bienestar y paz es refrendo de su lealtad a las instituciones civiles”, sostuvo.
En entrevista con Forbes México, Lisa Sánchez, presidenta de Mexicanos Unidos contra la Delincuencia, alertó sobre el riesgo que se corre en México por aumentar el poder de las Fuerzas Armadas no sólo en tareas de seguridad sino ahora en infraestructura.
“Eso es darle demasiado poder a los militares y es debilitar demasiado al gobierno civil ya no nada más en seguridad pública, sino también en planeación y ejercicio del gasto público que escaparía a la representación de los diputados”, advirtió.
Otra de las obras encomendadas al Ejército mexicano tiene que ver con la edificación del Banco del Bienestar, como parte de la política de bancarización del las zonas más marginadas del país y un eje fundamental para la dispersión de al menos 300 mil millones de pesos en los programas sociales del gobierno: pensiones a adultos mayores y personas con discapacidad, así como becas para estudiantes y apoyos en Sembrando Vida y Jóvenes Construyendo el Futuro.
El año pasado, el Banco del Bienestar invirtió en la construcción y el equipamiento de 1,751 sucursales bancarias alrededor de 3,437 millones de pesos.
El pasado 5 de febrero, el mandatario federal inauguró de manera simbólica 250 sucursales del Banco del Bienestar. Hasta el momento, el Ejército mexicano reporta un avance del 46% en la edificaciones bancarias de las 2 mil 700 que tienen asignadas, es decir, 1,255 sucursales concluidas.
El Ejército estima que pueda entregar la totalidad de las sucursales hacia el segundo semestre de 2023.