La nueva presidenta de Honduras, Xiomara Castro, fue juramentada este jueves como la primera mujer en ostentar ese cargo y prometió refundar en lo social a un país centroamericano, que según declaró, está en bancarrota.
Acompañada de su esposo, el expresidente Manuel Zelaya —derrocado por los militares en 2009— Castro, de 62 años, asumió en medio de la algarabía de unas 40 mil personas que asistieron al Estadio Nacional de Tegucigalpa para presenciar el hecho histórico.
“La presidencia de la República nunca ha sido asumida por una mujer en Honduras”, destacó la nueva líder en su discurso inaugural y tras recibir la banda presidencial de manos del presidente del Congreso Nacional reconocido por la gobernante, Luis Redondo. “Han tenido que pasar 200 años desde que se proclamó nuestra independencia. Estamos rompiendo cadenas, estamos rompiendo tradiciones”.
Aprovechó de inmediato para anunciar lo que —según ella— se trata de la “tragedia social y económica” que enfrenta su país. “El Estado de Honduras ha sido hundido estos últimos 12 años y lo recibo en bancarrota”, aseguró Castro, en alusión a los tres gobiernos del conservador Partido Nacional que gobernó con Porfirio Lobo (2010-2014) y Juan Orlando Hernández (2014-2018 y 2018-2022). Y así, lanzó su propuesta de refundar la nación en un estado socialista y democrático.
Castro, quien ganó la Presidencia con un amplio margen de votos el 28 de noviembre, juramentó en medio la incertidumbre política luego de una crisis en el nuevo Congreso Nacional desatada en torno a quién presidirá ese órgano. Días antes de la investidura se formaron dos equipos de dirección legislativa —ninguno de los cuales es legítimo, según los expertos— y su enfrentamiento amenazó con paralizar el trámite de leyes cuando la nueva gobernante necesita poner manos a la obra para resolver problemas.
Los legisladores del partido de Castro, Libertad y Refundación, respaldaron a uno de los suyos para presidir el poder legislativo en lugar de apoyar al elegido por la presidenta, acordado con su vicepresidente a cambio del apoyo del partido de éste para ganar los comicios. Ninguno de los grupos cedió, lo que llevó a la celebración simultánea de dos sesiones legislativas el martes.
Castro no aludió a la crisis en su discurso y lo dedicó a reiterar las promesas que la impulsaron al poder: encarar el desempleo, la violencia persistente, la corrupción, así como problemas con la salud pública y la educación.
“Debemos arrancar de raíz la corrupción de los 12 años de dictadura. Tenemos derecho de refundarnos sobre valores soberanos, no sobre la usura y el agiotaje”, planteó. Añadió que la pobreza en su país se elevó 74% y convirtió a Honduras en una de las naciones más pobres del continente. “Esta cifra por sí misma explica la caravana de personas que de todas las edades huyen para el norte”.
El gobierno de Estados Unidos, al ver la oportunidad de ganar un aliado en una región con pocos amigos, ha respaldado firmemente a Castro y ha dicho que está listo para brindarle su apoyo. En una posible señal de tensiones en la región, los presidentes de los vecinos El Salvador, Guatemala y Nicaragua no estaban programados para asistir a la juramentación de la nueva líder de izquierda.
La vicepresidenta estadunidense Kamala Harris, a quien se le asignó la tarea de encontrar formas de abordar las causas profundas de la migración centroamericana, encabezó la delegación de su país en la ceremonia de investidura.
Washington ve áreas de cooperación en los planes prioritarios de Castro de combatir la corrupción y aumentar las oportunidades económicas en su país, dos áreas que podrían afectar las decisiones de los hondureños sobre si quedarse o tratar de emigrar a Estados Unidos.
“Honduras ha sido un socio muy difícil para Estados Unidos, especialmente durante la administración de Juan Orlando Hernández por una serie de razones, incluido el torbellino constante de actividades ilegales en torno a él y su familia”, señaló Jason Marczak, director senior del Centro para América Latina Adrienne Arsht del Atlantic Council.
Castro ha dicho que planea invitar formalmente a Naciones Unidas a establecer una misión anticorrupción en Honduras. Harris tenía previsto reunirse en privado con Castro poco después de su investidura. Ambas hablaron por teléfono el 10 de diciembre.
En una llamada con periodistas el miércoles, altos funcionarios de la administración de Joe Biden dijeron que Harris esperaba ampliar esa conversación para buscar formas de profundizar la relación bilateral.
El jueves, sólo unas horas antes de su toma de posesión, Castro anunció los seleccionados para su gabinete a través de Twitter, entre los que hay dos mujeres de los 16 puestos anunciados. Su hijo Héctor Zelaya será su secretario privado y el sobrino de Manuel Zelaya, José Manuel Zelaya, es su elección para secretario de Defensa.
El que ocupe la cartera de Economía tendrá un enorme desafío. “La catástrofe económica que recibo no tiene parangón en la historia del país y su impacto en la vida de la gente se refleja por el aumento” de la alta deuda que dejan sus antecesores, dijo Castro.
Al respecto, Francis Edgardo Martínez, de 51 años, opinó que la presidenta debe rodearse de un equipo idóneo de colaboradores. “Lo que urge es levantar al país, sanear las finanzas. Sabemos que el país quedó completamente saqueado y lo que necesitamos es recuperar la economía y luego con urgencia crear fuentes de empleo”, afirmó.