El ministro de Exteriores de Polonia, Zbigniew Rau, fue tajante al asumir este jueves la presidencia de turno de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), que pretende rebajar las tensiones entre Rusia y Occidente, en su momento más alto de las últimas décadas.
”Parece que el riesgo de guerra en la región de la OSCE es más grande ahora que nunca en los últimos 30 años”, advirtió Rau en su discurso para exponer las prioridades de su presidencia ante el Consejo Permanente de esa organización en Viena.
Se refirió, sin mencionarlo expresamente, a la situación de las últimas semanas por el despliegue de tropas rusas en la frontera con Ucrania, y a las demandas de Moscú de mantener su esfera de influencia sobre países que estuvieron bajo control de la Unión Soviética hasta 1989 y que ahora quieren entrar en la OTAN.
”Recientemente hemos escuchado una demanda de garantías de seguridad relacionadas con una parte importante del área de la OSCE y un renovado discurso sobre áreas de influencia”, dijo el ministro sin mencionar a Rusia.
La visión de la OTAN
El secretario general de la Alianza militar occidental, Jens Stoltenberg, hizo hincapié en que no va a limitar su capacidad para seguir sumando miembros, algo que rechaza Rusia, pero que sigue abierta a dialogar con este país sobre seguridad.
“Estamos dispuestos a implicarnos en el dialogo pero no a comprometer nuestros principios básicos, como la política de puertas abiertas”, indicó Stoltenberg en una rueda de prensa con el presidente de Estonia, Alar Karis, tras reunirse ambos en el cuartel general aliado.
Stoltenberg hizo referencia a la primera reunión en más de dos años del Consejo OTAN-Rusia, el principal foro de diálogo entre las dos partes, celebrada el miércoles y en la que abordaron el refuerzo militar que lleva a cabo Moscú junto a Ucrania y sus implicaciones para la seguridad en Europa.
En esa cita, dejaron claro que “cualquier nueva agresión contra Ucrania conllevaría un alto precio para Rusia”.
Moscú quiere garantías de que la Alianza no sumará nuevos miembros cerca de sus fronteras, tanto de Europa como de Asia Central. Sobre una posible adhesión de Suecia y Finlandia, Stoltenberg reconoció que son “socios muy cercanos” y que ya trabajan con ellos, realizando ejercicios y entrenamientos conjuntos, y que “ya cumplen los estándares de la OTAN en la mayor parte de las áreas”.
Las quejas de Rusia y la amenaza sobre Cuba y Venezuela
Serguéi Riabkov, viceministro de Exteriores ruso, dijo este jueves a la cadena de su país RTVi que EEUU y la OTAN han rechazado los reclamos de Moscú sobre limitar su expansión: ”En cuanto a los elementos clave de los textos (de garantías de seguridad) Estados Unidos y sus aliados, de hecho, nos dicen que no”, dijo.
En este marco, Rusia no ve motivos para organizar una nueva ronda de negociaciones tras unas primeras reuniones marcadas por las divergencias: “Sin que aclaremos si hay (…) flexibilidad del otro lado sobre cuestiones importantes, no hay razón para sentarse en la mesa en los próximos días, reunirse de nuevo y empezar las mismas discusiones”, declaró el viceministro ruso.
Es en este punto que Moscú piensa utilizar sus relaciones en América Latina para presionar a Washington y lanzó un amenaza que sugiere un regreso a las tensiones de la Guerra Fría: enviar tropas a Cuba y Venezuela si la OTAN persiste en expandirse hacia el este de Europa.
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Riabkov subrayó que “el principal problema es que EEUU y la OTAN no están dispuestos hacer ninguna concesión de ninguna clase sobre las demandas clave sobre la no ampliación de la OTAN, el despliegue de infraestructura de la Alianza y su retorno a los límites de 1997″.
El reclamo ruso llega en medio de un proceso que se inició con un cambio de gobierno en Ucrania, que abandonó su tendencia prorrusa y se acercó a Occidente. Desde entonces, la anexión de la península de Crimea y el conflicto armado en las provincias del este del país, fronterizas con Rusia, ha conducido a la crisis actual.
Según el diplomático ruso, EEUU quiere alargar el proceso al tiempo que continúa la “asimilación militar geopolítica” de nuevos territorios, acercándose cada vez más a Moscú: ”No tenemos adonde retirarnos, detrás sólo está Moscú”, dijo.
Vladimir Putin no acepta que territorios de la antigua Unión Soviética, como Ucrania o Georgia, se acerquen o hasta integren la OTAN. Es lo que define como su “línea roja”.